EL QUISO...

Llora por lo que nunca hiciste,
por lo que nunca fuiste
y quieres ser ahora.
Llora, llora
por el amor que vuelve
y por el amor
que jamás hallarás.

Llora por los amores viejos
que se quedaron lejos
y que tal vez añoras.
Llora por este amor que crece
y, aunque después te pese,
confiesa que me adoras.

(“Llora”. Marta Valdés)

Quiso en sus últimos meses de vida, tener ese gesto para enmendar un error cometido muchos años atrás. Quiso casarse con la mujer con la que engañó a su esposa, quiso contraer matrimonio con la mujer que le dio una hija a la que nunca reconoció como suya. Pero ya era tan tarde…

Dejarse llevar siempre reconforta al espíritu ya que nos hace sentir vivos/as, inmortales, ajenos/as a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Lo malo es cuando se despierta ya que la realidad suele venir acompañada de consecuencias.

Nunca se sabe que es lo que puede ocurrir, a quien vas a encontrarte en tu camino y como puede poner tu vida del revés. Ese sentimiento de cierto vértigo es el que engancha y el que incita a traspasar los límites establecidos hasta por uno mismo/a.

Más adelante los recuerdos de lo vivido puede que ocupen los primeros y últimos pensamientos del día.